sábado, 29 de junio de 2013

Padres fascinantes

SIETE HABITOS DE LOS BUENOS PADRES
Y DE LOS PADRES BRILLANTES
Los niños no necesitan padres gigantescos, sino seres humanos que hablen su
lenguaje y que sean capaces de penetrar en sus corazones 1
Los buenos padres dan regalos, mientras que
los padres brillantes dan todo su ser
Este hábito de los padres brillantes contribuye a
desarrollar en sus hijos: autoestima, protección
emocional, capacidad de manejar la pérdida y la
frustración, y de filtrar los estímulos estresantes,
de dialogar, de escuchar.
Los buenos padres, dentro de sus recursos, se encargan de satisfacer los deseos de sus hijos.
Les hacen fiestas de cumpleaños, les compran zapatos, ropa, productos electrónicos, e incluso
les proporcionan viajes. Los padres brillantes dan a sus hijos algo incomparablemente más
valioso, algo que todo el dinero del mundo no puede comprar: su ser, su historia, sus
experiencias, sus lágrimas y su tiempo.
Los padres brillantes, cuando tienen los medios, dan regalos materiales a sus hijos pero
no los alientan a ser materialistas, porque saben que el consumismo puede aplastar la
estabilidad emocional, así como generar pensión y placeres superficiales.
 Los padres que se
preocupan por dar a sus hijos una historia se vuelven inolvidables. ¿Quiere usted ser un padre
o una madre brillante? Tenga el valor de hablar con sus hijos acerca de los días más tristes de
su propia vida, y la audacia de hablarles de sus dificultades en el pasado. Cuénteles sus
aventuras, sus sueños y los momentos más felices de su existencia. Humanícese. Transforme
su relación con sus hijos en una aventura. Cobre conciencia de que educar es penetrar en el
mundo de otros.
Muchos padres trabajan para dar el mundo a sus hijos, pero se olvidan de abrirles el
libro de sus vidas. Por desgracia, los hijos solo admirarán a los padres el día que estos
mueran. ¿Por que es fundamental para la formación de la personalidad de los hijos que los
padres permitan que los conozcan?
Esta  es  la  única  forma  de  educar las emociones y crear  vínculos sólidos y profundos.
Cuanto mas baja es la escala biológica de un animal, menos depende de sus padres. Entre los
mamíferos, los hijos dependen en gran medida de sus padres, ya que no solo necesitan el
instinto, sino que deben aprender de la experiencia de sus padres para poder sobrevivir.
En nuestra especie esa dependencia es intensa. ¿Por que? Porque las experiencias
aprendidas son mas importantes que las instintivas. Un niño de siete años es muy inmaduro y
dependiente de sus padres, mientras que muchos animales de la misma edad son ya
ancianos. ¿Como ocurre este aprendizaje? Podría escribir cientos de páginas sobre esta materia,
pero prefiero comentar solo algunos de los fenómenos involucrados en el proceso.
El
aprendizaje depende del registro diario de miles de estímulos externos (visuales, auditivos,
táctiles) e internos (pensamientos y reacciones emocionales) en las matrices de la memoria.
Anualmente archivamos millones de experiencias, pero a diferencia de lo que ocurre con las
computadoras, los registros en nuestra memoria son involuntarios, producidos por el registro
automático de memoria (RAM).
Con las computadoras, nosotros decidimos que grabar; con la memoria humana, el
registro no depende de la voluntad. Todas las imágenes que capturamos se registran
automáticamente. Todos los pensamientos y las emociones -negativos y positivos- son
registrados involuntariamente por el fenómeno RAM.
Los vínculos definen la calidad de la relación
¿Que registran sus hijos sobre usted? ¿Imágenes positivas 0 negativas? Ambas. Cada día
ellos archivan sus comportamientos, ya sean inteligentes o estúpidos. Usted no se da cuenta,
pero ellos lo están fotografiando a cada instante.
Lo que genera los vínculos inconscientes no es solo lo que usted les dice, sino también lo
que ellos ven en usted. Muchos padres les dicen cosas maravillosas a sus hijos, pero tienen
reacciones terribles frente a ellos: son intolerantes, agresivos, parciales e hipócritas. Con el
tiempo se crea un abismo emocional entre padres e hijos: poco afecto, pero mucha crítica y
fricción.
Lo que se registra nunca se puede borrar, sólo reeditar a través de nuevas experiencias
que se escriben sobre las antiguas experiencias. La reedición es un proceso posible pero
complicado. La imagen que su hijo ha construido de usted no se puede borrar, sólo
sobrescribir. Construir una imagen excelente establece la riqueza de la relación que usted
tendrá con sus hijos.