Docentes salvavidas / Casi un reemplazo para los
padres
El apoyo escolar
ya se volvió una rutina
Las maestras particulares ahora supervisan que los chicos hagan la tarea y
actúan antes de que haya dificultades
Jueves
22 de abril de 2010 | Publicado en edición impresa
Ir a apoyo escolar es una actividad extra
para cada vez más chicos. Foto Marcelo Omar Gómez
Carla Melicci
Para LA NACION
Para LA NACION
Padres que trabajan
todo el día y no quieren lidiar con sus hijos a la hora de hacer la tarea,
escuelas primarias que aún no encuentran la forma de que los alumnos logren
prestar atención en clase y chicos que necesitan contar con la mirada de un
adulto para hacer sus deberes parece ser la combinación perfecta para que cada
vez más familias recurran a maestras particulares, no tanto en busca de ayuda
puntual para una dificultad de aprendizaje o de comprensión, sino como forma de
contención y supervisión escolar de los chicos.
Así, a las actividades
extras que tienen los niños se les agrega ir una, dos y hasta tres veces por
semana a apoyo escolar, donde la hora de clase, que por lo general es grupal, ronda
entre $ 20 y $ 40, según el barrio.
Para Alejandro De Oto
Gilotaux, director de primaria y rector del Instituto de Capacitación Docente
del Colegio Los Robles, existe un conjunto de factores por los que las familias
recurren con mayor frecuencia a este tipo de apoyo.
"Por un lado, la
realidad actual laboral de los padres claramente dificulta el acompañamiento y
el control sobre el niño. Por el otro, está la abrumadora cantidad de
contenidos que se dictan en algunas escuelas, pensados para niños con un mayor
nivel de desarrollo evolutivo y que sólo pueden ser aprendidos por chicos con
memoria. Finalmente, los enfoques pedagógicos actuales que utilizan algunas
escuelas no son los mismos con los que aprendieron los padres. Por todo eso a
veces los chicos llevan tareas a sus casas que los adultos no saben cómo
resolver", aseguró a La Nacion De Oto Gilotaux.
Tal fue el caso de
Ximena Pretela, mamá de Julieta y Sofía, de 8 y 13 años. "Les enseñaron a
dividir de una manera que yo nunca había visto, entonces necesitaba que alguien
les explicara y que las contuviera, porque yo no lo podía hacer. Ahora, las
mando una vez por semana, en paralelo con el colegio. Ya no espero más a que
llegue el día de las pruebas y les vaya mal", comentó Ximena, y señaló que
esta contención tiene que ser un esfuerzo compartido por ambas partes:
"Los libros no se pasean. Ellas tienen que estudiar, no se pueden sacar un
3 si las mando a apoyo".
Desde la psicología,
la directora del Centro Dos, Miriam Mazover, recalcó que esta tendencia se da
al estar la educación marcada como sinónimo de "la única prosperidad que
le podemos asegurar a un hijo en un país tan incierto como el nuestro".
Ante el primer indicio
de que algo no funciona, se manda a los chicos a apoyo escolar. "Hay mucha
expectativa de los padres puesta en la escolaridad de sus hijos, porque ven que
si el niño recibe una buena educación y tiene una buena performance en el
colegio, tiene asegurado su porvenir", explicó Mazover.
Sin embargo, Marita
Bourboun, maestra "de toda la vida" ?hace 45 años que es docente y 10
que dedica sus tardes a dar apoyo escolar en el barrio porteño del Abasto?, no
coincide con Mazover.
"Esa mirada
refleja el pensamiento de un grupo con posibilidades económicas diferentes de
las que yo observo. Acá los papás me piden contención, que ayude a sus hijos en
lo que ellos no saben, porque lo desconocen, porque no lo vieron nunca, porque
se lo olvidaron o simplemente porque las materias van cambiando. Hoy el chico
necesita que se le explique más, y los tiempos para desarrollar un programa en
clase son escasos, lo que no le permite al docente detenerse; tiene que
avanzar", aseveró Bourboun.
Maestras delivery
"Mientras que lo
esperable sería que alrededor de un 10% de los alumnos necesite alguna ayuda
extra, hemos encontrado cursos de primaria, en colegios de doble turno
bilingües, en los que alrededor del 80% del alumnado recurrió en algún momento
del año a la ayuda de una maestra particular", sostuvo un director de
escuela primaria privada. En muchas ocasiones los propios colegios tienen un
listado de maestros particulares que recomiendan a los padres de chicos con
dificultades.
De Oto Gilotaux afirmó
que sólo debería tener maestra particular el niño que presente alguna
dificultad de aprendizaje. "El problema radica en que la escuela primaria
en algún momento le pide al niño que estudie, en general en cuarto grado, como
si mágicamente pudiera llegar a su casa y saber de qué se trata estudiar.
Simplemente la escuela no enseña a estudiar. Cuando llega el aviso de la primera
evaluación, la familia colapsa y recurre a la maestra delivery, que intenta que
el niño aprenda para aprobar la prueba", aseguró el director.
Con paciencia
Lorena Chaile tuvo que
rescindir sus vacaciones de verano porque Lucas se llevó Matemática y Lengua a
marzo. "Llegó a ir a apoyo hasta tres veces por semana en febrero, porque
si no, no pasaba de grado. No puedo hacerme problema porque no hace la tarea o
no entiende, ya que a veces no le puedo explicar, porque trabajo todo el día.
El es muy distraído, se dispersa en clase y necesita de una maestra particular
que le explique, con la paciencia que yo no tengo", comentó la mamá de
Lucas.
Por su parte, Ana
Iraeta, maestra de escuela primaria pública y particular por la tarde, afirmó
que los padres que mandan a apoyo escolar a sus hijos realmente están
preocupados por ellos. "Si no, no los mandarían. Tengo diferentes casos,
eso sí. Hay papás que se acercan en abril y me dicen: «Ana, yo no puedo;
arreglate vos con mi hijo», y les doy apoyo escolar todo el año. Otros vienen
directamente a partir de julio, y la consigna es «que pase de grado como
pueda». Ahí es cuando te tenés que transformar en maestra salvavidas y sacar al
chico adelante."
Mazover y Bourboun
concuerdan en que la contención primaria del niño es la familia. "Por eso
los padres tienen que estar alertas, ver si realmente sus hijos necesitan de
una contención extra, si no están pasando por un estadio típico de la conformación
del psiquismo humano, que está en plena construcción hasta la
adolescencia", advirtió la directora del Centro Dos.
Y aclaró: "Tienen
que entender que esto no es gratuito. No sólo se paga la maestra particular,
sino que también el niño paga el precio de saber que necesita de otro para
resolver su aprendizaje".